Capítulo 103
Capítulo 0103
Silvia realmente no podía soportarlo más y dejó caer los utensilios de la mesa con fuerza.
-Estoy llena.
Con eso, se levantó y se dirigió de inmediato a la puerta.
Julio se dio cuenta de que estaba muy enojada. Se levantó y la siguió, agarrándola con fuerza del brazo.
-¿Por qué estás tan enojada?
Silvia retiró bruscamente su mano: -No estoy enojada, el gerente Ferrer tiene razón, mi amiga y yo no somos lo suficientemente hábiles, de lo contrario no habrías podido mandar a mi amiga a la policía.
Y aún así decía que no estaba enojada. Julio se vio obligado en ese momento a disculparse: -No sabia que la abogada que mencionaba Natalia era tu amiga..
Silvia solo lo escuchó en completo silencio, sin responder.
Julio, por primera vez, no sabia qué hacer, solo pudo tratar de
calmarla: -Dime, ¿qué debo hacer para compensar el hecho de que estuvo detenida? ¿Quieres que le pida disculpas?
Silvia no esperaba que él le dijera eso, pero antes de que pudiera responder, de repente se escuchó una leve tos proveniente de la
puerta.
Adrian estaba de pie en la puerta con una fuerte expresión de sorpresa. La atmósfera alrededor de Julio se volvió tensa de
inmediato.
-¿Porque todavia estás aquí?
-GGeramic Herrer, vine a ver si hay algo más que necesite.
Adams se quedo de pie con gran incomodidad.
Cuanie S Stivie estaba en casa, ella se encargaba de todas las necesicriartes diarias de Julio en lo absoluto. Desde que ella se fue, toriel atrampesso recayó en Adrian, y fue entonces cuando se dio cuema delelorditical querera definitivamente complacer al gerente. Sisal desenayoitedaba temprano o tarde, él se enfadaba.
Sish rogenciesstabacolocada como él quería, también se enfadaba. Hebo onmocusisión en la que se enfureció demasiado porque la leche no estaba a talbetemperatura adecuada y despidió a la persona que le
llevaba la caninala.
Por lo tanto, muchos abajadores temporales que tenían contacto con Julio en remundatadoocdidian soportarlo, y aunque les pagaran muy
bien, eleman rerumciciar.
Como asistente pereciadeldulidio Adrian no tenia otra opción que manejarlo el mismo.o.
Yalantentarlo, descubrió que SiSiviare a realmente muy paciente tolerante con todas lamexererricitates de Julio. Durante todos años, nunca escuché o dulidiexpresar insatisfacción alguna con vida coudiana.c
¿Quién habría pensado que esu vez uvila mala suerte de escuchar su conversación? Era la primera vez que veia duludio tratando de apaciquar a alguien.
-En realidad, ya no hace faltatque verigams.
Adrian se sorprendió muchisimore-Gerteteererer trabajaré más duro en el futuro.
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Había trabajado diligentemente junto a Julio durante más de diez años, ¿iba a ser despedido realmente por algo tan insignificante?
-Me refiero a que hagas tu trabajo habitual, ya no tienes que venir todos los días a la villa Oasis.
Adrian suspiró muy aliviado: -Sí, señor.
Después de responder, estaba a punto de irse cuando Julio lo llamó afuera.
-¿Cómo está el niño?
-Desde anoche ha sido muy obediente. La niñera dice que realmente e por sí se porta muy bien, que se baña, se viste y hace todo lo hace solo.
Adrian hizo una breve pausa y continuó: -También preguntó cuándo
lo va a ver.
Julio mostraba una expresión bastante complicada: -Vamos a la.
empresa.
Mientras hablaba, de repente tuvo un ataque de tos muy fuerte.
-Gerente Ferrer, ¿quiere que llame a un médico particular para que lo
examine?
Adrian notó que Julio no estaba en muy buen estado y que había estado tosiendo constantemente. The
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-No hace falta, estoy bien gracias.
Mientras decía eso, miró de reojo la espalda de Silvia dentro de la
habitación.
Adrian no pudo evitar decir: -Gerente
Ferrer, si le gusta la señorita Orellana, debería decirsefo. De lo contrario, puede que ella no
entienda claramente sus intenciones.
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-Mis asuntos personales no te incumben.
Adrian sabía muy bien que se habia entrometido, y los ojos detrás de sus gafas doradas perdieron algo de brillo.
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